Romerías a Sant Pere Màrtir, Sant Miquel y Sant Pau

Romería a Sant Pere Màrtir. Se celebra el último domingo de abril. Desde muy antiguo, se celebraba el día 29 de abril (la festividad del Santo), yendo a la ermita en procesión de penitencia. Durante la misa, se bendecía el romero que luego, formando cruces, era colocado en los campos, implorando su intervención en favor de las cosechas. Después de la misa, se regresaba en procesión a la Parroquia, cantándose la Letanía de los Santos. También se reparte la «prima» (pan bendito).

Romería a Sant Miquel. Se celebra el primer domingo de mayo. Se bendicen ramos de romero y se reparten «primas».

Romería a Sant Pau. Se celebra el segundo día de Pascua de Pentecostés. Se instalan en el Prat de Sant Pau varios tenderetes para la venta de dulces, frutas, refrescos y chucherías, pervivencia de una de las romerías antaño más famosas en el Maestrat.

El origen de la devoción que el municipio de Albocàsser tiene por el apóstol San Pablo está en el día que se otorgó la carta puebla en el año 1239. Pero la popularidad del ermitorio se debe a una tradición que habla de la aparición de San Pablo a unos pastores que andaban por aquellos parajes, a los cuales curó milagrosamente.

El papa Urbano VIII concedió diversas indulgencias a quienes (confesados y comulgados) acudiesen allí en peregrinación.

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La ermita hospedería de San Pablo declarado Bien de Interes Cultural se sitúa en el término municipal de Albocácer (Provincia de CastellónEspaña), a unos 3 km de la villa, en el cruce de las carreteras de Torre de Embesora y de Villafranca del Cid. Se trata de una edificación de estilos medieval y barroco construida entre los siglos XVI y XVII, que amplió sus estancias en el siglo XVIII.

La construcción de la ermita empezó en 1617. Es de una sola nave rectangular, de tres tramos sin capillas ni crucero, con interesante coro alto a los pies. Impacta por su sentido de la movilidad y su impresionismo, llevándonos a admirar una obra de arte que refleja el modo de vida y las preocupaciones de la población que habitó estas tierras hace miles de años.

A finales del siglo XVI, junto a la primitiva ermita, comenzó a levantarse la hospedería ampliada en el siglo XVIII por dos alas porticadas a los lados. La hospedería se articula alrededor de un patio central porticado (con salida al prado por portada de medio punto), con destacado alero trabajado en piedra, y desde el cual se accede tanto al templo como a la cocina, chimenea y antiguas cuadras. Por escalera en piedra de tradición gótico-catalana se alcanzan las dependencias superiores, bien trabajadas en piedra labrada y techumbres de madera, donde se halla la sala de reuniones, decorada con pinturas murales monocromas del primer tercio del siglo XVII, que desarrollan escenas de la vida de San Pablo y otros temas complementarios y alegóricos.

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